miércoles, 29 de abril de 2009

argentinos

Creo que comienzan a anidar gotas de hielo dentro de mis ojos, decorren las pestañas dejando una difusa huella azul y los iris se me pintan de 102 tonalidades de blanco. Los párpados se agrietan en escamas. Un espeso pelaje comienza a salir de todas las partes de mi cuerpo.

Sólo consigo ver osos polares a mi alrededor, todos y cada uno de ellos de un blanco rabiosamente distinto

- Disculpe, va a salir?

- No, no por favor pase... - y extiende su garra indicándome el camino a seguir entre el pequeño espacio que queda desde el suave (y tentador) pelaje de su barriga y la osa mayor que está justo a mi izquierda. La verdad es que es un ejemplar de lo más atractivo, albugíneo, no lleva ni corbata, ni traje ni formalidades, debe ser diseñador gélido o algo así...

"Próxima estación: Carámbano. Correspondencia con la línea nácar"