domingo, 28 de marzo de 2010

Me alimento de futuros al fin y al cabo, instalada en un permamente pasado minuciosamente escogido y desmenuzado. No evocado como aprendido de carrerilla o sublimado a mero acontecimiento! matizado siempre un tanto más. Ya quisiera yo que como decía Gabriel, me fuese el corazón haciendo la antología de los más memorables y amables. Todo lo contrario. Desde acá mi derrota, por allá mis más dulces victorias. Evocadas, estéticas y sinestésicas. Alejadas en su aprehendimiento. Delicadamente quebradas. Citéreas perlas condenadas en su observación a una inevitable inmolación de la voluntad. Que se abate y se aniquila.
Guardada como el más frágil de los tesoros, reconocida como el más invicto de los bastiones.