Salir a la calle con un pitillo a medias y la mirada escurrida hacia una misma es todo lo que queda. Llamento y condena... andar con el alma mirando hacia el suelo como si se quisiera besar la tierra, reprimida en una caja que no deja de palpitar...
Esperar a que un mínimo haz se cuele por las cuencas de los ojos, trancados con 3mil cerrojos.
Uno por cada roce que curtió un poco más sus deslucidas aristas. Ya salientes, ya punzantes. Lacerantes y en harmonia con la caligrafía de su figura... fría, geométrica, desencantada, desdibujada, impenetrable.
Shanghai A la vista
Hace 5 años
3 comentarios:
q bonito tú...
joe al final no se te vio el pelo estas navidades..en primavera igual te llevas una visita sorpresa...
besos guapa
guapa!!!
hasta que no escribas algo nuevo en el blog no te voy a hacer más comentarios, y tengo muchos pendientes.
te quiero!!!
(espero que allí sea tan primavera como aquí...y verte pronto.
qué haces en ssanta?)
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