martes, 19 de agosto de 2008

12 noches

Entre luces amarillas, yonki-parkings y teclados electrónicos al más puro estilo camelero desfasamos nuestras reflexiones sobre lo que nos permanece, imbuidas en el irrefrenable deseo de encerrarnos en un ciclo que no podemos dejar de completar.

Bailamos y saltamos entre canciones que recuerdan una composición cualquiera de Carlos Castellano - testigo imperecedero de nuestras tonadillas particulares -, como si fuese Sines nuestra última reserva de serotonina, como si después de esa noche no quedase nada bueno por esperar. Sucesiones de imágenes, sonidos, y comentarios que (mientras comemos y bebemos, reímos, pataleamos...) obstinadas, no podemos dejar de hilvanar. Conscientes de lo mucho que ayudará el recuerdo de estos instantes.


"Mira la oronda Catalina! mírala orgullosa en su influencia, dirigiendo las mareas de nuestros paralelos refugios!!"

Y entonces se que todo momento a tu lado adquiere voluptuosidad en el tiempo. Añadimos los niveles y desniveles que te intensifican y van tapando las bidimensionales partes de mi persona. Me desaparezco entre nuestros recuerdos, quedando sólo tú. Sólo el bienestar y tus palabras adecuadas en cada momento, tus gestos y mis alegrías a tu lado, el eco de una risa que nadie más puede intuir.

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