La estufa me arde la piel pero no me quita el frío, aunque la deje encendida todo el dia con la puerta cerrada. Las esquinas de mis sábanas permanecen heladas y lisas, ni el edredón ni el pijama las templa. Eso sólo lo consigue tu piel erizada cuando toca la mía.
Soy yo la que comienza a tiritar acurrucada y giro sobre mí misma, y sólo puedo entrever las sombras de otros. Cuando rozo con la espalda la pared, y zozobro en su gélido blanco que ni la oscuridad acalla. Es que sólo consigue hacerlo cálido la luz de una vela dibujando tu sombra y tragándose la mia.
Shanghai A la vista
Hace 5 años
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