viernes, 25 de julio de 2008

Rumbos Colaterales

Entro en mi habitación, es un desorden absoluto: el sofá está ladeado, casi en medio del espacio, las mangas de una camisa azul de seda caen deslizándose por el reposabrazos hacia el suelo... La puerta abierta del armario casi da con el, deja el espacio mínimo de las más pequeñas partículas que nunca se tocan.

La incómoda contemplación durante unos minutos del gato lamiéndo su raído pelaje encima de mi cama, se va transformando en agradable tranquilidad y tibio recogimiento que me empuja a sentarme, abrir el ordenador y escribir lo que sobrevenga de la observación.

El ventilador continúa de pie parado, sin tambalearse - por una vez, en su permanente estatismo, me fijo en él - en el centro geográfico del inmensidad espacial que alcanza la habitación.

Quizás un poco hacia el Nornoroeste cuarta al norte, depende de la equidistancia de mi innegable posición física.

Quizás un Sursureste cuarta al sur, depende de mi instantánea refractariedad.

Tal vez un Estenoreste noveno al nadir de mis más hondas nostalgias, depende del grado de inclinación de mi materialidad.

Un caos de direcciones en el que las flechas que parten en todos los sentidos no parecen llevar a remotos mundos ni a célebres hazañas. Más bien a una inexorable linealidad...

Este espacio que, aún dentro de mi envolvente introspección, no consigo convertirlo en propio.

Será que sigue indeterminado el color distintivo del que deseo pintarlo..

No hay comentarios: