domingo, 19 de octubre de 2008

brindemos


Saber que la gente conoce te hace un poco más inmune hacia ellos, te ves desde fuera y te entiendes más desde dentro... Algo así como el gran nexo de subordinación entre las penas y el alcohol. Explosiva mezcla de la que resulta un parlotismo manifiesto y necesario. Desinhibido y liberador... como si lo que saliese de tu boca no se refiriese a ti, como si en vez de hablar de uno mismo habláramos del cara de la otra mesa, ese que nos cae como una patada en el fardo.

Hablar para representar, representar para sobrevivir. Es como continuar con la vida pero sin acreditarla tuya, fuera del pensamiento de que lo que llevas andado está fuera de tu alcance. Es crearte desde dentro con la objetividad desde fuera... Representación de una fortaleza que brota al desenterrar toda la ponzoñita - esa que sólo saca la garrita cuando te la encuentras de frente en las soledades de los momentos lúcidos del día. La que te va clavando las uñitas, con cuidadito y bien adentro, no se vaya a desenganchar de las paredes del alma -.

Coges ese trocito de mierdecilla y la pones frente a ti. Y qué bien encontrártela de cara fuera de la soledad de tu habitación. A ver si ahora estamos en la misma posición, a ver quien puede ahora a quien!, ¡Es como un workshop! A dar formas a las mierdas de cada uno! Quién sabe!! a lo mejor hasta le puedes dar una divertida, como de vaca con tutú...

Y te ries, ahí en pleno centro de la amargura, le encuentras el lado cómico... La vigorosidad absoluta! que bienestar, saber mirarse desde fuera! sacar ese complementario carácter censor que siempre te va diciendo lo que haces bien y lo que no, poder convertirlo aquí y ahora en tu persona al completo! ¡Qué deleite! ¡reirte de tus propias miserias como si no repercutieran en ti!

¡¡póngame uno doble por favor!!

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